Es este y solamente un «primer manual de iniciación a este universo».

 

Lo que más o menos hemos podido ir interpretando los últimos años.

Alejados de los convencionalismos investigadores de los que desconfiamos con conocimiento de causa.

    Damos este paso, para tratar de contrarrestar tentaciones de salvadores y salvadoras de nada.

    Pues sin saber nada, nada se puede salvar; mucho menos emancipar o supuestamente liberar.

    Queda, por tanto, una cosa clara, y es que «¿no venimos de ningún tronco común?».

    Que la casualidad ni el entorno al que llamamos «naturaleza» como si madre fuese, no tuvo, tiene ni tendrá nada que ver en el origen de todas y cada una de las naciopétreas que se irán configurando.

    Para ellos precisan de sus seres supremos, de sus lenguas cultas y ancestrales, que nada tienen que ver con piedra y vientos; nada.

    Tenemos y tuvimos desde el inicio, que eso al que llamaron «legajos» – «libros des/historiados» son los textos sagrados que colgaran a sus espaldas y qué, en su nombre, las distintas naciones o pueblos, de los venideros tiempos, cometerán todo tipo de infortunios para que comprendan que la suya, y sólo el suyo es el verdadero. 

El que nos salvará a todos, y en el que todos deben creer.

… y sin darme cuenta, a mi regreso de la incursión en las selvas de la Amazonía y puntos cercanos; tendido sobre la cama bastante agotado físicamente, pero tremendamente aliviado en lo del pensamiento, cuando dejo caer a mi lado esa piedra que me acompañó en el viaje, y al reflejo de la luz de la lámpara, percibo que lo que yo creí pues desgastes, roces, golpes… no eran tales: «son inscripciones diminutas sobre ella». Al guiarme por las instrucciones de aquellos personajes que cuando la vieron, casi se les para el corazón; me doy cuenta (pobre de mí) que esa piedra, es algo más. Aún más del misterio que me inculcaron los GUAROES; entendí a los años que estaba delante de mí, había viajado de una parte del mundo a otro en mi equipaje. Había sido acariciada con la vista por sus herederos: era una llave; una llave más valiosa que el oro y que cualquier mineral precioso; era ella, la que podríamos denominar «la piedra rossetta» del UNIVERSO PEDROLO, que hemos empezado a tratar de descubrir.

Se presienten tiempos de investigación y cambios… se vislumbra un nuevo sistema de entender la vida y el mundo.

Y no es pasión, es simplemente ternura…